sábado, 9 de abril de 2011

Geología de la cuenca Guadix-Baza waste.ideal.es

Contiene el registro sedimentario más continuo de los ultimos 7 millones de años La diferenciación paisajística más notoria entre las Hoyas de Guadix y Baza es la coloración
Por Julio Aguirre: Premio Príncipe de Asturias, Iniciador y primer director del Proyecto Atapuerca. Ha sido profesor en numerosas universidades, catedrático en la Complutense de Madrid, Profesor de Investigación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Fue Director del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Ha dirigido investigaciones en numerosos yacimientos paleontológicos y arqueológicos de nuestro país. Fue el introductor de la Paleontología de Vertebrados en Granada.


Yacimientos de Galera

La cuenca de Guadix-Baza se extiende según una orientación nordeste-sudoeste. Es, probablemente, una de las zonas de mayor contraste paisajístico de Andalucía oriental, donde relieves llanos y bajos quedan circundados por grandes sistemas montañosos. Este encajamiento del paisaje le confiere a la zona un carácter cerrado, del cual deriva el nombre de Hoya, popularmente usado tanto para la zona de Guadix como para la zona de Baza. La homogeneidad de esas zonas bajas se ve interrumpida por las espectaculares hendiduras en el relieve causadas por la acción excavadora de las ramblas, ríos y arroyos que dan lugar a las denominadas cárcavas.
Coloración
La diferencia más notable, si cabe, entre la continuidad paisajística entre las Hoyas de Guadix y de Baza es un apreciable cambio de coloración en el paisaje, de tonos rojizos vivos en la Hoya de Guadix a tonos más blanquecinos en la Hoya de Baza. Ambas zonas se encuentran separadas por un área algo más escarpada, una cresta topográfica formada por las estribaciones occidentales de la Sierra de Baza, el Jabalcón y las estribaciones meridionales de las Sierra de Cazorla y Segura. Desde un punto de vista geológico, la cuenca de Guadix-Baza es una de las depresiones intramontañosas que jalonan el contacto entre las Zonas Internas (o Dominio de Alborán) y las Zonas Externas (o Margen Sudibérico), dos grandes conjuntos estructurales que conforman la Cordillera Bética. Materiales pertenecientes a las Zonas Internas bordean la cuenca por su margen sur y sudeste (Sierra Nevada, Sierra de Baza y Sierra de las Estancias), mientras que los relieves de las Zonas Externas se localizan en todo el perímetro norte-nordeste (Sierra Arana, Sierra de Cazorla, Sierra de Segura, Sierra de Castril y Sierra de Orce). Los materiales que constituyen el Jabalcón, relieve que aflora en la zona limítrofe entre la Hoya de Guadix y la Hoya de Baza, también pertenecen a las Zonas Externas.
Antigüedad
Los sedimentos más antiguos reconocidos en la cuenca de Guadix-Baza se remontan al periodo de tiempo geológico conocido como Burdigaliense (Mioceno inferior), hace aproximadamente 20 millones de años. A partir de entonces, la historia de la cuenca se continúa hasta un periodo relativamente reciente de la historia de la Tierra conocido como Pleistoceno superior, hace tan sólo unos diez mil años.

Etapas
A lo largo de toda esta historia, registrada en los sedimentos que se han ido depositando, la cuenca no ha permanecido estable sino que tanto su fisiografía como las condiciones ambientales han ido cambiando a lo largo de estos casi 20 millones de años de historia. Se pueden diferenciar dos grandes etapas. Una primera, desde los primeros sedimentos registrados en la cuenca hasta el final del periodo de tiempo geológico denominado Tortoniense (hace algo más de 7 millones de años), en la que se depositaron materiales formados en diferentes medios marinos; y una segunda, a partir de este momento, en el que la cuenca de Guadix-Baza cambia radicalmente al quedar completamente aislada del mar. Esta segunda fase está marcada por el apilamiento de sedimentos exclusivamente continentales.
Esta segunda etapa es particularmente interesante, ya que comprende el registro sedimentario más continuo de medios continentales de los últimos 7 millones de años de la historia de la Tierra que existe en la Península Ibérica y en todo Europa occidental. Asímismo, es en estos depósitos donde han quedado registrados los indicios de actividad humana en la zona de Orce. Prueba del interés que estos depósitos han despertado es la voluminosa producción científica que se ha producido, especialmente a partir de los años setenta. Gracias a estos estudios se han podido establecer con bastante precisión las divisiones de los diferentes conjuntos de rocas que configuran el relleno de la cuenca; la naturaleza de dicho relleno sedimentario; la evolución tectónica y de estructuración de la cuenca hasta alcanzar la configuración que conocemos en la actualidad; la historia climática de la cuenca; etc.

Escala temporal
Todo esto ha sido posible gracias al establecimiento de una escala temporal muy precisa de los grandes eventos que han condicionado y controlado el modelado de la depresión.
El registro sedimentario continental de la cuenca de Guadix-Baza está caracterizado por la instalación de sistemas fluviales y lacustres en diferentes épocas. Los sedimentos correspondientes a los depósitos fluviales son, generalmente, conglomerados y arenas, mientras que en los medios lacustres se formaron, fundamentalmente, arcillas y materiales de precipitación química, como calizas y yesos. Los primeros materiales de estos sistemas continentales que se reconocen en la cuenca de Guadix-Baza se depositaron durante el periodo de tiempo denominado Turoliense superior (entre 7,5 y 5,7 millones de años). Durante este intervalo de tiempo, la cuenca de Guadix-Baza fue un estrecho lago orientado sudoeste-nordeste donde se depositaron arcillas. Depósitos fluviales de conglomerados y arenas llegaron a la cuenca, principalmente desde los relieves que la bordeaban por su margen septentrional. Hacia el final del Turoliense se produjo un cese en la sedimentación de unos 600.000 años.
La sedimentación se reanudó hace unos 5 millones de años y se continuó hasta hace unos 3 millones de años, durante el periodo de tiempo denominado Alfambriense. En este periodo se formaron potentes depósitos lacustres, caracterizados por la formación de arcillas y calizas. Hacia el final del Alfambriense algunos ríos, procedentes sobre todo de los relieves situados al sur de la cuenca, descargaron sus sedimentos en este lago.
Depresión
Hacia la base del siguiente intervalo temporal, conocido como Villaniense (o también Villafranquiense), la sedimentación volvió a interrumpirse unos 400.000 años y se produjo una fuerte reestructuración paleogeográfica. Si bien la cuenca había sido hasta ahora una estrecha zona que se extendía según una dirección sudoeste-nordeste, en este momento se originaron dos zonas deprimidas que se correspondían con las actuales Hoyas de Guadix y de Baza. Es decir, comenzaba a vislumbrarse la configuración fisiográfica actual. Tras la interrupción, la sedimentación se reanudó hace unos 2,7 millones de años (en el Villaniense) y se continuó hasta hace unos 850.000 años (en el final del Pleistoceno inferior). Durante este nuevo episodio de sedimentación la zona de Baza quedó diferenciada de la de Guadix. En la primera se desarrolló un extenso lago donde se depositaron arcillas, calizas y yesos. Es en estos depósitos lacustres donde han quedado registrados los indicios de actividad humana de Orce. Por su parte, en la zona de Guadix se generó un sistema fluvial, alimentado por pequeños abanicos aluviales procedentes de Sierra Nevada y Sierra de Baza, que transportaba conglomerados y arenas hacia el lago originado en Baza.
Después de unos 200.000 años de interrupción sedimentaria, durante el Pleistoceno medio y superior se formaron depósitos fluviales que se extendieron por toda la cuenca. Estos depósitos fluviales corresponden a ríos procedentes fundamentalmente de los relieves que circundaban la cuenca por su margen meridional (Zonas Internas de la Cordillera Bética). Pequeños lagos se desarrollaron temporalmente en la zona de Guadix.Hace unos 10.000 años la cuenca de Guadix-Baza dejó de recibir sedimento y comenzó una historia caracterizada por la erosión.
Es, por tanto, en estos últimos 10.000 años cuando se genera el característico paisaje de cárcavas y el profundo encajamiento de las ramblas y ríos de la zona hasta adquirir el aspecto que conocemos en la actualidad.

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