lunes, 27 de mayo de 2013

La pureza de lo esencial granadahoy.com

Javier González realiza una fotografía sin reveces, acentúa el carácter de la propia realidad hasta convertirlo en un marco de magia poética
BERNARDO PALOMO




La fotografía ha sido la tendencia artística con un mayor desarrollo en los últimos tiempos. Sin embargo, esta aplastante afirmación encierra ciertas circunstancias no excesivamente afortunadas. Muchos han sido los que, amparados en los efluvios de las modas, se han subido al carro fácil de una fotografía santificada por muchas galerías y por muchos santones de lo artístico que se dejaban acomodar, sin excesivamente rigurosidad, a lo que dictaba lo más novedoso, sin consideración alguna y sin tener en cuenta los exigibles parámetros de la calidad. Bastantes, incluso, planteaban situaciones fotográficas cuando el manejo de la cámara les era, si no absolutamente desconocido, sí un instrumento del que poseían escaso dominio. Durante los últimos años hemos asistido a un espectáculo poco edificante en este sentido. Afortunadamente parece que las aguas han retomado su curso habitual y la sensatez ha hecho brillar, de nuevo, una tendencia artística necesaria y con muchas buenas perspectivas ajenas, por completo a los episodios festivos y llenos de cohetería que tanto han abundado en este universo artístico de fantoches, mediocres, trepadores e infelices. 

Javier González realiza una fotografía sin reveces, se adentra por lo esencialmente inmediato, por aquello que es susceptible de mostrar cierta entidad artística, acentúa el carácter de la propia realidad hasta convertirlo en un marco de magia poética, veladuras pictóricas de una metáfora que descubre soledades, que presiente ausencias, que acerca lejanías y que deja traslucir los misterios de una realidad que se nos antoja inmensamente actractiva a fuerza de clarificar su aplastante posición de absoluta verdad. 

El artista fotografía lo circundante pero somete a la representación a un nuevo estado donde la emoción plástica inunda una escena perfectamente estructurada y concebida como un desarrollo lleno de estructuras plásticas. Lo concreto potencia su interés representativo, ganando argumentos expresivos, consiguiendo las mayores cotas de plasticidad y dando potencia artística a los registros básicos de lo que ilustra la realidad. 

Javier González nos hace partícipes de su absoluto dominio técnico, de su situación de fotógrafo en ejercicio que sabe lo que tiene entre manos - algo muy difícil en este mundo donde cualquiera coge una cámara y se siente el inventor de la fotografía - y, desde ahí, alcanza nuevas cotas artísticas; nuevos desarrollos de una plástica en expansión que crea ambientes de suma emoción creativa dentro de los estamentos más variados y más sencillos. 

Acostumbrados a tanta incursión por parte de advenedizos a una fotografía a la que se está, desde muchas instancias, haciendo un flaco favor, es altamente gratificador el poder contemplar, en su más amplia dimensión artística, la obra de un auténtico fotógrafo, sin los interesados y absurdos episodios de los que sólo buscan aprovecharse de unas modas impuestas por necesidades ajenas a lo puramente plástico.

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