lunes, 30 de septiembre de 2013

El lugar de residencia incide en la salud cardiovascular de la población granadahoy.com

Un proyecto financiado por la Comisión Europea estudia cómo el área donde se habita afecta a las posibilidades de sufrir dolencias cardiacas. El objetivo final es mejorar la prevención.
AINHOA IRIBERRI 
Acceder a espacios donde realizar ejercicio físico mejora la salud de la población.
La hipótesis es relativamente sencilla. Si uno vive en un barrio en el que da gusto pasear y hay facilidades para montar en bici, hará más deporte. Si, además, reside en un área donde todas las tiendas venden alimentos saludables y el alcohol no se obtiene con solo alargar un brazo, parecería obvia la disminución de obesidad y otros factores de riesgo cardiovascular. Sin embargo, poco tiene de sencillo el proyecto en el que se ha embarcado el epidemiólogo de la Universidad de Alcalá Manuel Franco, que acaba de recibir una financiación 'Starting grant', dotada con 1,5 millones de euros y otorgada por el Consejo de Investigación Europeo, para estudiar si los barrios influyen en la salud cardiovascular, como es su hipótesis. 

Son cuatro los parámetros que Franco va a analizar y que, como explica tienen truco. Los investigadores ya se dieron cuenta cuando llevaron a cabo su proyecto piloto, el que sin duda ha convencido al organismo europeo para otorgarles la financiación. En el mismo, diseccionaron un barrio de Madrid, Ciudad Lineal, considerado "el barrio medio" en varios parámetros: renta de sus habitantes, nivel de inmigración, educación, densidad de población… 

Lo primero que estudiaron fue el entorno alimentario, que dividieron en dos bloques: las tiendas de alimentación que incluían desde el pequeño comercio que abre hasta tarde (los llamados popularmente 'chinos') hasta los clásicos mercados de barrio y la restauración. Tras clasificarlos, los investigadores pasaron un cuestionario a sus dueños. "Siempre nos están diciendo que comamos bien pero, la gran pregunta es ¿está disponible la alimentación sana?", comenta Franco. Así, se trataba de saber si en los establecimientos había fruta y verdura fresca, productos lácteos desnatados y refrescos light. Pero además, había que establecer el precio, algo que no es nada fácil ya que no se trata de una medida líneal. "Lo que tenemos que ver es cómo de barato es comer sano con respecto al poder adquisitivo", apunta el investigador. En cuanto a los restaurantes, se dividieron entre fast food y comida normal. 

También estudiaron el acceso al tabaco viendo si en las distintas partes del barrio había estancos, cafeterías y restaurantes o kioscos con máquinas dispensadoras. El alcohol fue el tercer punto que analizaron. "Se trata de saber cuánta facilidad hay para consumirlo y está muy unido a las tiendas de alimentación", subraya Franco. 

El cuarto parámetro está relacionado con la actividad física. Lo que los investigadores de la Universidad de Alcalá han hecho con este primer barrio -y piensan replicar en los otros 90 de Madrid- es analizar si se vive en un entorno donde da gusto pasear o montar en bici. Podría parecer que basta con que haya parques o carril bici para asegurar este extremo pero, de nuevo, no es tan sencillo. "Se trata de que se use, esté limpio, haya recursos -por ejemplo, para ir con los niños- y sea seguro", señala Franco. "Además una cosa es la descripción física y otra la norma social ¿qué hace que una plaza con una determinada composición esté llena siempre en un barrio determinado y, si se replica tal cual en otra zona, no vaya nadie?", se pregunta Franco. Son todas estas preguntas a las que van a intentar responder los jóvenes investigadores, pero ahí no acaba su proyecto. 

Porque el principal objetivo del mismo no es hacer un "mapeo" de barrio que, seguramente podría trasladarse a posteriori, a cualquier ciudad de España, sino ayudar a desarrollar políticas de prevención. Por esta razón, lo que hay que ver es si esas características coinciden con la salud cardiovascular de los habitantes de cada barrio. 

Para medir este extremo -probablemente la parte más costosa del estudio- lo que harán es seleccionar un centro de salud de cada barrio y, de él, escoger a más de 100 pacientes, a los que se medirá su perfil cardiovascular. Lo harán ahora y lo volverán a hacer dentro de cinco años, tiempo de duración de la financiación del proyecto. 

"Tendremos que descartar factores de confusión estadística, como si son más ricos o más educados y, a partir de ahí, sacar nuestras conclusiones". Franco reconoce que existe la posibilidad de que su hipótesis no se cumpla. "Si es así, significaría que el riesgo cardiovascular no está tan determinado por el entorno", afirma. 

Pero ¿y si tienen razón y realmente se puede reformular el clásico refrán y decir 'Dime dónde vives y te diré qué riesgo cardiovascular tienes'? En ese caso, señala Franco, se tendrá evidencia para hacer políticas de prevención. "No se trata tanto de uno cambie, sino de que todo el mundo cambie un poco", concluye. Sin duda, un barrio saludable influiría más en ese cambio global que prometer por enésima vez que uno se va a apuntar al gimnasio y, esta vez sí que sí, dejar de fumar.

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