domingo, 13 de julio de 2014

La reducción de fondos 'hiere' al proyecto europeo sobre el cerebro granadahoy.com

La investigación cuenta con mil millones de euros y diez años para su desarrollo
A. A. GRANADA
Acceso del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (Cimcyc) de la UGR.
"Escribimos para expresar nuestra preocupación por el desarrollo del Human Brain Project". Cuatrocientos científicos han expresado, a través de una carta remitida a la Comisión Europea, sus discrepancias sobre cómo se desarrolla uno de los macroproyectos científicos más importantes que se llevan a cabo en Europa, en el que también participa la Universidad de Granada con un grupo de ocho investigadores del Departamento de Arquitectura y Tecnología de Computadores. Este equipo, dirigido por Eduardo Ros, ha recibido 150.000 euros para dos años y medio de trabajo, que se centra en el desarrollo de modelos de retina. 

En total, el proyecto Human Brain Project (HBP) cuenta con una financiación de mil millones de euros que se invertirán a lo largo de una década con la finalidad de desentrañar el funcionamiento del cerebro humano. Así, se abordará el reto de crear un superordenador capaz de simular problemas cerebrales, lo que permitirá predecir la eficacia de los fármacos en un tiempo récord. 

En el desarrollo de estas investigaciones participan investigadores de más de 80 instituciones -entre ellas la UGR- que ahora han levantado la voz de alarma sobre cómo se desarrolla la gestión y cuáles son los planes de futuro de este ambicioso proyecto. Critican la "reducción de los objetivos y la asignación de fondos", y piden que la revisión del trabajo realizado hasta ahora sea "transparente y responsable". 

"En el caso de que el examen no sea capaz" de evaluar si se cumplen con los objetivos y crear un proceso "transparente para la formulación de las convocatorias", los científicos firmantes -unos 400- piden a la Comisión Europea que se "reasignen los fondos". 

Sobre las críticas de los investigadores, Eduardo Ros apunta que la gestión de los fondos tienen "ciertas restricciones", que explicarían "en parte" el malestar en la comunidad científica. "Por ejemplo, en la convocatoria anterior no podían participar investigadores de universidades en las que ya participara algún investigador. Al participar yo de la UGR, esto hacía que ningún otro investigador de la UGR pudiera participar en esa llamada a proyectos", explica el investigador. 

Eduardo Ros asume las dificultades, que en el caso de Granada se ven incrementadas por la falta de financiación nacional. "Creo que es una iniciativa muy prometedora, por lo tanto es un proyecto que veo con muchas expectativas. Nuestra posición en el proyecto tampoco es la mejor, por la falta de cofinanciación clara a nivel nacional", arguye el catedrático, que explica que "en nuestro país, debido a la crisis, no se puede apoyar lo que sería deseable una etapa en la que proyectos y becas de cofinanciación serían de extrema utilidad. Lo comprendo, aunque esto no deje de ser frustrante". 

Según explica Andrés Catena, director del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (Cimcyc) de la UGR, "evidentemente afecta" a los grupos de investigación las restricciones en la financiación. Catena asegura no sentirse sorprendido por la publicación de la carta que critica la gestión del proyecto, y añade que el Gobierno "no está cumpliendo con sus obligaciones" económicas, hasta el punto de que los investigadores se encuentran con carencias tanto de personal como de material. 

Catena también señala la importancia de que el engranaje formado entre los grupos de investigación de las entidades colaboradoras se mantenga. "Si a un centro le toca una parte del cerebro y otro grupo en Alemania espera esos resultados para hacer su trabajo, si falla el primero es como una mesa a la que se le quita una pata". 

¿Puede esta situación poner el peligro el proyecto en Granada? "Sí que podría peligrar. Lo que es más crítico es la falta de fondos de cofinanciación a nivel nacional, en esta etapa que sería tan necesaria para posicionarnos y pedir subproyectos dentro del HBP". Eduardo Ros lamenta, además que "nuestros investigadores jóvenes en muchos casos tienen que emigrar a otros grupos de investigación en el extranjero... y por lo tanto con ellos se va también la posibilidad de investigar en esos tópicos (que se podrán asumir con más garantías desde esos grupos extranjeros que tienen la capacidad de contratarlos y mantener así el conocimiento en ese campo y la experiencia adquirida)". El investigador califica la situación de "desguace" pero confía en que "se recupere cuanto antes en la medida de lo posible". 

No será fácil. Ros reconoce que la baja financiación "también reduce nuestras posibilidades y nos debilita. Igual que la financiación puede tener un efecto multiplicador (para conseguir fondos del extranjero), la falta de financiación puede tener un efecto disuasorio (imposibilitando a grupos españoles a participar con posibilidades de éxito en proyectos internacionales)".

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