domingo, 9 de noviembre de 2014

La Cartuja de la solidaridad granadahoy.com

El esfuerzo de vecinos, asociaciones y administraciones consigue mejorar los servicios de este barrio situado en el distrito Norte El desempleo es el peor enemigo de la zona
LOURDES MINGORANCE GRANada
Dice el presidente de la Asociación de Vecinos de Cartuja que su barrio debería salir en los medios no solo cuando hay un conflicto, si no también cuando pasan cosas buenas. Razón no le falta. Los vecinos de este barrio de la capital enclavado en el distrito Norte están cansados de que el nombre de sus calles solo aparezca cuando algo grave ocurre a pesar de que, tal y como dice José Miguel Rodríguez, "personas malas hay en todos sitios". Él lo sabe bien pues conoce casos de vecinos cuyas entrevistas de trabajo han terminado justo cuando el candidato ha dicho las palabras mágicas: "Soy de Cartuja". Sin embargo, este barrio de Granada delimitado por la avenida de Pulianas y las calles Camino de Alfacar y Periodista Luis de Vicente, con más de 8.000 personas censadas pero donde viven muchas más, destaca por otras cosas, como por ejemplo, por su solidaridad. ¿Cuál? La de cientos de vecinos que en plena crisis y en un barrio especialmente castigado por el desempleo reman juntos para sacar adelante a las familias más necesitadas junto con asociaciones y colectivos que trabajan en la zona. 

El origen del barrio se remonta a los años sesenta cuando comenzó a configurarse el distrito Norte con la sucesiva acumulación de promociones de viviendas sociales hasta el año 1991. En estos treinta años fueron construidas más de 1.600 viviendas solo en Cartuja acompañadas por el resto de viviendas de La Paz y Almanjáyar que sumaban entre todas casi 5.000 viviendas y donde fueron a vivir familias procedentes del Barranco del Abogado, el Sacromonte o La Virgencica. Desde ese momento hasta hoy el barrio ha cambiado mucho, ha crecido en servicios y en calidad de vida gracias al tesón de los propios vecinos que han mantenido una auténtica lucha por equipararse al resto de los barrios aunque con un grave problema: tiene una de las tasas de desempleo más altas de la capital. 

El centro cívico del distrito Norte y la sede de la asociación de vecinos de Cartuja son unos de los espacios con más vida de Cartuja. El pasado viernes, por ejemplo, numerosas personas se acercaron hasta el centro cívico para conocer los resultados de las listas publicadas por la Junta de Andalucía para participar en el programa de empleo. Los nervios y la sorpresa inundaban el ambiente. "Creo que estoy en la lista para barrendera" exclamó una joven que seguramente no superaba los 20 años. El trabajo le hacía falta con total probabilidad pues había acudido al centro con un carrito donde dormía plácidamente un bebé todavía ajeno a la emoción de su madre. 

Pero también ese día se acercaron cientos de personas para realizar trámites, talleres o cualquier actividad que se oferta en este centro que dispone de biblioteca, salón de usos múltiples, una oficina desconcentrada del Ayuntamiento y diversas salas donde los vecinos pueden reunirse para preparar proyectos, o simplemente recibir cursos de formación. "La asociación de vecinos se creó allá por 1972. El barrio está muy necesitado. Luego llegaron algunos servicios como el centro cívico", detalla Rodríguez que lleva tres años de presidente. 

Le acompañó también por un rato el coordinador del centro cívico Norte, Agustín Rubio, que explica que este espacio trabaja en tres grandes bloques divididos en: servicios, como la Junta Municipal de Distrito, programación propia y préstamo de salas para los vecinos. 

A pocos metros, del centro se encuentra la asociación de vecinos de Cartuja donde también se trabaja con esfuerzo la palabra solidaridad. Allí, el mismo día, de la entrevista, el presidente, José Miguel Rodríguez, junto con algunos voluntarios de la asociación como Isabel Muñoz o Antonio Fernández preparaban varios lotes de comida traídos por Cruz Roja. Su destino: alimentar a las cientos de familias que por razones de desempleo están pasando un mal momento. 

"Yo preparo los lotes para ir sacándolos a las familias", detalla José Antonio Fernández, que lleva como voluntario tres meses. Mientras habla no deja de colocar bolsas de galletas, paquetes de arroz, pastas y lentejas o papillas infantiles en las cajas que pasarán a recoger los vecinos. Por su parte, el presidente de la asociación no duda en elogiar a José Antonio que acude cada mañana a la sede de la asociación y por las tardes a abrir su negocio. "Tiene una tienda de bocadillos, por la mañana hace sus compras y luego viene aquí. Ya por la tarde se marcha al comercio", remarca Rodríguez muy contento de recibir esta importante ayuda. Todos ellos son vecinos del barrio y saben que la colaboración es imprescindible. 

Sobre los lotes, Rodríguez relata que cada tres meses les llegan multitud de palés procedentes de Cruz Roja y cada martes reciben otra partida de la Fundación Banco de Alimentos. Además, para quienes no quieren que les vean recogiendo comida, también hay varios voluntarios que se encargan de llevar el lote puerta a puerta. "No quieren que les vean porque les da vergüenza", relata Isabel Muñoz que lleva más de nueve años colaborando de forma activa en la asociación y que también es vocal de la mujer gitana. "Hay quien se ha visto toda la vida trabajando y de buenas a primeras ha perdido su empleo", remarca Muñoz que se encarga de recoger los documentos que presentan las familias para conseguir los alimentos. Sobre esto, Muñoz destaca lo importante que es la colaboración vecinal pero también de las administraciones públicas, las organizaciones y el resto de vecinos de Granada a quienes invitó para conocer el barrio de Cartuja. "Aquí debería venir la gente para que sepan que no es como lo pintan. Aquí hay personas buenas y muy humildes", destacó.

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