jueves, 2 de abril de 2015

Las cicatrices sobre la salud mental de la violencia de género ABC/SALUD

os trastornos mentales en las mujeres que han sufrido violencia de género tienden a ser más graves


VALERIO MERINO

Según los datos de la macroencuesta encargada al Centro de Investigaciones Sociológicas por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad presentada ayer el 12,5% de las ciudadanas españolas mayores de 16 años ha sufrido violencia de género alguna vez en su vida y el 2,7% lo ha padecido en el último año. Además de las lesiones físicas, las mujeres que son víctimas de la violencia doméstica también tienen un mayor riesgo de problemas de salud mental, como depresión y otros síntomas psicóticos. Estas son las conclusiones de un estudio que acaba de ser publicado en «Depression and Anxiety» por un equipo de investigadores del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del Kings College de Londres (Inglaterra), el Instituto Universitario de Salud Mental Montreal y la Universidad de Montreal(Canadá).
Los investigadores analizaron a 1.052 madres que participaron en el Estudio Longitudinal de Riesgo Ambiental durante más de 10 años. Todas ellas estaban libres de depresión al inicio del estudio. Durante los 10 años que duró el trabajo los investigadores llevaron a cabo varias entrevistas para determinar si los sujetos habían sufrido violencia por parte de sus cónyuges y si sufrían de trastornos de salud mental.
«Hemos analizado el impacto de la violencia doméstica sobre el posible riesgo de desarrollar trastornos de salud mental, especialmente la depresión», señala Isabelle Ouellet-Morin, del Instituto Universitario de Salud Mental de Montreal. Pero el trabajo también estudió el papel que podían tener ciertos factores de la historia personal de las víctimas, como el abuso infantil o la pobreza económica.

Abusos en la infancia

Los investigadores se encontraron que más de un tercio de las mujeres que había participado en el estudio reconocieron haber sufrido violencia por parte de sus cónyuges, por ejemplo, ser empujada o golpeada con un objeto. Se daba la circunstancia que estas mujeres tenían además un historial más extenso de abuso infantil, consumo de sustancias ilícitas, pobreza económica, embarazo precoz y una personalidad antisocial. En este caso concreto, las mujeres eran dos veces más propensas a sufrir depresión, a pesar de que se controlaran los efectos del impacto del abuso infantil.
El trabajo muestra que la violencia doméstica tiene un impacto no solo en el estado de ánimo, sino en otros aspectos de la salud mental. Por ejemplo, estas mujeres tenían un riesgo tres veces mayor de desarrollar síntomas psicóticos similares a la esquizofrenia. Y dicho riesgo se duplicó en las mujeres que además habían sido víctimas de abuso infantil.
«La violencia doméstica es inaceptable. Nosotros hemos demostrado que estas lesiones no son sólo físicas, también pueden ser psicológicas, ya que aumentan el riesgo de depresión y los síntomas psicóticos», añade Louise Arsenault, investigadora en el Kings College. Por eso, subraya, «los profesionales de la salud deben ser muy conscientes de la posibilidad de que las mujeres que sufren problemas de salud mental también pueden ser víctimas de la violencia doméstica y viceversa. Dada la prevalencia de la depresión en estas víctimas, tenemos que evitar estas situaciones y tomar medidas. Estos actos de violencia hacen algo más que dejar daños físicos, sino que dejan cicatrices psicológicas», añade Arsenault.
No es desde luego éste el primer estudio que muestra los devastadores efectos de la violencia de género sobre la salud mental de las mujeres. Otro trabajo publicado en «The Journal of the American Medical Association» (JAMA) indicaba que las personas que sufren violencia de género tienen una mayor incidencia de la ansiedad o de sufrir trastornos por uso de sustancias. El estudio del JAMA, realizado sobre una muestra de casi 4.500 mujeres, señalaba que aquellas que habían sufrido violencia de género, como violación, asalto sexual o violencia doméstica, tenían una mayor prevalencia de trastornos mentales, disfunción y discapacidad.
La investigación además aportaba otro dato: los trastornos mentales en las mujeres que han sufrido violencia de género tienden a ser más graves y se asocian con otras comorbilidades que requieren enfoques integrales para su tratamiento.

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