viernes, 19 de febrero de 2016

Rondas nocturnas para salvar vidas granadahoy.com

Los voluntarios de Cruz Roja redoblan esfuerzos y salen diariamente desde el pasado domingo hasta este fin de semana Se atienden las necesidades más vitales de los sintecho, como comida caliente y mantas
BELÉN RICO GRANADA 
La Unidad de Emergencia Social de Cruz Roja ha reforzado sus servicios esta semana.
Los voluntarios empezaron anoche su ronda por el centro de la ciudad.

La ola de frío siberiano que llegó el pasado domingo ha hecho tiritar a más de uno en sus casas, especialmente en aquellos hogares que limitan en mayor o menor medida el uso de los calefactores por temas de pobreza energética. Pero si el descenso de las temperaturas afecta a la calidad de vida de muchas personas, puede llegar a afectar a la subsistencia de otras, a los sintecho, si no se toman las medidas oportunas. Por este motivo, Cruz Roja Granada ha redoblado los esfuerzos de Unidad de Emergencia Social desde que cayeron las temperaturas y la medida se mantendrá como mínimo hasta este domingo, aunque puede prolongarse si se considera necesario. 

Eduardo Romero, director del área de Emergencia y Socorro de Cruz Roja Granada, explica que no sólo se han reforzado los turnos sino también el procedimiento de actuación, pues se les entrega ropa de abrigo y alimentos. 

Romero detalla que si bien habitualmente este programa, financiado por el área de Bienestar Social del Ayuntamiento de Granada, dispone de tres rutas semanales -los jueves, sábados y domingos- se ha decidido ampliar las salidas a todos los días de la semana, en horario nocturno, de 20:00 horas a 24:00 horas. 

Así, cada noche, los voluntarios y técnicos de Cruz Roja recorren toda la ciudad por diversas itinerarios para encontrar a aquellas personas sin hogar que aún se encuentren por las calles de Granada, a las cuales se les ofrecen las plazas disponibles en los albergues, así como se les acompaña personalmente para realizar su ingreso. 

La coordinadora de la unidad, la enfermera Paula Rodríguez, cuenta que habitualmente puede haber unas cuarenta personas por noche en la calle, "pero ahora se han ampliado las plazas en los albergues y el número puede quedarse en la mitad". 

También ha cambiado el operativo del servicio, porque se procura atender a todos los que hay aunque se dedique un poco menos de tiempo a cada uno. El objetivo es convencerlos para que vayan a un albergue pero si deciden quedarse en la calle, tanto ella como los tres o cuatro voluntarios que la acompañan en cada salida, se encargan de que sufran lo menos posible este frío y, en cualquier caso, que su vida no corra ningún peligro. 

Por este motivo, la Unidad de Emergencia Social realiza un reparto de materiales térmicos de pernocta nocturna comprado con fondos financiados por una empresa que prefiere mantenerse en el anonimato y que constan de: saco de dormir, esterilla aislante, chubasquero, gorro, calcetines, guantes, braga polar y mochila. 

Asimismo, se les provee de alimentos calientes como sopa, café, infusiones, chocolate, y alimentos en conserva, como perritos caliente en lata, calamares, mejillones, sardinas. "Normalmente, a las horas a las que vamos, ellos no quieren comer y les dejamos estas latas para el día siguiente", explica la enfermera, que anoche estuvo acompaña en su patrulla por tres personas que prestan su tiempo de forma desinteresada: una trabajadora social, una estudiante de esta disciplina y un empleado de banco. "A principios de semana se pregunta por la disponibilidad de los 50 voluntarios de este programa y se organizan los turnos", aclara Romero, quien destaca que tanto el área de Bienestar Social como los voluntarios han redoblado sus esfuerzos. 

La coordinadora especifica que el Ayuntamiento también ha aumentado el número de plazas disponibles en los albergues. En concreto hay 16 ampliables a 22 para varones, aunque la enfermera cuenta que pueden llegar aceptarse más si es necesario. Y para mujeres hay cuatro específicas, porque el número de las mismas que se encuentran sin hogar es mucho menor. Y, en cuanto a los centros con los que se coordinan diariamente en esta tarea, detalla que son habitualmente dos: el de Madre de Dios en calle Varela y el de OCREM. 

Dentro de la vulnerabilidad de este colectivo, Laura Rodríguez comenta que durante esta ola de frío corren un riesgo especial las personas mayores porque con edad avanzada se tienen menos recursos físicos y también la gente con VIH porque están inmunodeprimidos. 


Normalmente, como conocen a la mayoría de los sintecho de la ciudad, controlan también sus problemas añadidos, aunque a veces también encuentran gente nueva. "Hace sólo dos días hemos encontrado a dos que no habíamos visto nunca", cuenta la coordinadora de este servicio, que funciona desde hace más de un año y que en algunos casos puede salvar una vida y, siempre, seguro, ayuda a hacerla más llevadera dentro del drama.

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