viernes, 9 de junio de 2017

Universidad gratuita granadahoy.com

ANTONIO CAMBRIL

Constituye un dispendio y una acumulación del gasto que multiplicará las dificultades de los gobiernos futuros

Aún quedan zonas de España en las que se emplea la expresión "ha enseñado la matricula" para definir a alguien a quien una frase repentina o unos hechos inesperados desnudan y dejan aflorar su verdadera personalidad. Sucede ahora con Susana Díaz, a quien su iniciativa de implantar una universidad prácticamente gratuita, en la que el pago de la matrícula sea el mismo (esto es, ninguno) para todos los alumnos mientras aprueben las asignaturas con la nota mínima, revela como una populista en el peor sentido de la palabra populista. La medida no fomenta el amor al conocimiento ni la cultura del esfuerzo, sino la mediocridad; y, más que un alivio para los estudiantes menos pudientes, supone un regalo para los más desahogados. En un momento caracterizado por la penuria general y la dificultad de la Junta para contribuir a la financiación de las universidades, esta implantación del todo gratis, de la nivelación por abajo, parece muy poco progresista. Lo lógico sería potenciar las becas de los más débiles y no facilitar que el hijo del principal accionista de un banco pague lo mismo que el de una familia con los mayores en paro o cuya renta no alcance los 700 euros. O que el chico con unos padres cultos, una buena biblioteca en casa y ninguna preocupación obtenga idéntica exención que el huérfano de padres o bienes que ha de trabajar forzósamente para costearse los estudios y la existencia. La medida fomenta claramente la desigualdad de oportunidades y es asombroso que no haya sido advertido así por amplios sectores de la izquierda.
Consciente de su vulnerabilidad tras la derrota en las elecciones primarias del PSOE, Susana Díaz ha decidido restituir su imagen, multiplicar el desembolso y contentar a todos los electores, de izquierdas, de centro y de derechas, de cara unos comicios autonómicos ya no tan lejanos y que se prevén harto difíciles. En una comunidad situada en la cola de todos los rankings económicos, que vendió la mayoría de sus edificios para costear el déficit y con decenas de miles de familias en la miseria, la gratuidad universal de la Universidad supone una iniciativa claramente conservadora y oportunista. Constituye, además, un dispendio y una acumulación del gasto que multiplicará las dificultades financieras de los gobiernos futuros y, por tanto, de todos los andaluces. Esto es, ahondar en la filosofía que nos ha llevado al desastre y que, buscando socorro en otra expresión popular, se puede sintetizar en "el que venga detrás, que arree".

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